V

Frente a la pantalla del televisor o del ordenador, se produce un fenómeno paradójico, un extraño estado corporal y anímico, combinación de una agitación paralizante o un reposo agitado. La intranquilidad característica no se traduce en movimiento o en acción, no tiene un objetivo ni una finalidad aparente; el cuerpo permanece como clavado en el lugar, en un estado de nerviosismo contenido cercano a la catalepsia, que recuerda a la falta de control del cuerpo en los primeros momentos al despertar de la anestesia, unida a una conciencia de estar despierto. Estar sin poder hacer (nada). En el mundo de la experimentación con animales, un caso similar aparece en una forma mutante de Drosophila; la alteración del canal de transporte, mediante el potasio, denominada canal shaker del potasio, provoca un comportamiento excitable, hasta el punto de que incluso las moscas anestesiadas se continúan agitando. El usuario de la máquina sufre una mutación tecnológica parecida, un estado de agitación extrema, incontrolable, próximo al trance, desde el instante en que el monitor se ilumina; la anestesia sigue una vía que no es oral ni subcutánea, va directa al cerebro a través de las ondas luminosas. El cuerpo se enciende y se apaga al ritmo frenético, aunque soporífero, que marca la alimentación del aparato y la sucesión de las imágenes y los sonidos. Dormidos no paramos de movernos.